Jorge E. Martínez A.
Terapeuta Ocupacional
Introducción
Desde que estamos en el vientre materno se van sentando las bases para el aprendizaje de la escritura, la formación del sistema nervioso central en la tercera semana de vida intrauterina y luego la activación de todas sus estructuras, necesarias para el desarrollo psicomotor. Los sistemas sensoriales también se forman y activan su funcionamiento desde el vientre materno, el sistema táctil, vestibular y propioceptivo; los cuales juegan un papel importante en el desarrollo de las habilidades básicas para el aprendizaje de la escritura. Otros procesos que ocurren luego de la activación refleja primitiva son los movimientos voluntarios como levantar la cabeza en contra de la gravedad, voltearse de supino a prono, tomar un objeto con ambas manos y llevarlo a la boca, gatear, buscar objetos, ponerse de pie, organizar, planear y anticipar un movimiento; todas estas funciones forman parte de las actividades básicas para el control postural, la coordinación de manos, el seguimiento visual, entre otras; que más tarde serán utilizadas para la escritura.
En preescolar se le exige al niño ciertas habilidades básicas para la ejecución de actividades en posición sedente como colorear, rasgar, punzar, recortar, copiar, trazos, entre otras, para luego entrar al mundo del aprendizaje de la escritura.
En este artículo se hará mención a las áreas necesarias del desarrollo para el óptimo aprendizaje de la escritura, incluyendo todos sus componentes visto desde la óptica de la Terapia Ocupacional. También los procesos del neurodesarrollo y cómo estos forman parte del conjunto de habilidades básicas para que posteriormente el niño logre el aprendizaje de la escritura.
Desde el vientre
El aprendizaje en contexto general depende de varios factores, incluyendo la madurez del sistema nervioso central, la formación de estructuras que permiten el desarrollo de habilidades cognitivas, motoras, sensoriales, lenguaje y socioafectivas; y el contexto en el cual se desenvuelve el individuo incluyendo la familia, las posibilidades socioeconómicas, alimentación, educación y la salud.
A lo largo del periodo embrionario y fetal, el desarrollo del sistema nervioso va progresivamente integrando el genómico con los ambientes intrauterino y extrauterino (Basso, 2016, p. 20).
Desde el vientre materno luego que ocurre la fecundación se da la formación del sistema nervioso central a la tercera semana de gestación, donde se forman las estructuras que permiten el paso de información de las extremidades a la corteza cerebral para que estas sean procesadas y de la corteza cerebral a las extremidades para dar una acción.
No hay fenómeno motor sin que previamente medie un proceso sensitivo que lo origina; de allí la denominación más real de proceso sensoriomotor (Basso, 2016, p. 34).
La formación de los sistemas sensoriales se dan de manera temprana desde el periodo intrauterino, el sistema táctil en la región peri bucal y bucal, son las primeras en formarse a la octava semana, luego el sistema táctil en todo el cuerpo a las veinte semanas junto con el sistema propioceptivo. El sistema táctil tiene funciones importantes como el vínculo afectivo, la actividad refleja y la coordinación de las manos. El propioceptivo se encarga de la regulación del tono muscular, esquema corporal y coordinación motriz. El sistema vestibular tiene su formación completa a las veinticinco semanas de gestación, junto con la audición, dando respuestas al sonido realizando movimientos bruscos intraútero, lo cual es sinónimo de una adecuada funcionalidad. De ahí la importancia que las embarazadas en esta etapa no asistan a lugares con sonidos muy fuertes como cines y discotecas, porque el sonido viaja más rápido en un medio acuoso (líquido amniótico) que en el aire, lo cual intensifica la frecuencia del sonido y se puede ver afectada las estructuras auditivas del bebé. El sistema sensorial vestibular tiene funciones específicas para el aprendizaje como el equilibrio, la coordinación, el control postural y está implicado en la fijación visual cuando la cabeza está en movimiento, habilidad importante para la escritura.
El proceso de formación del cerebro durante la fase prenatal es fundamental, ya que su adecuado modelamiento facilita el normal desarrollo cognitivo del niño (Portellana, 2018. p. 48).
Cualquier factor adverso que afecte estas etapas del neurodesarrollo va influir negativamente en las habilidades mentales, como atención, concentración, organización, planificación, resolución de problemas, flexibilidad cognitiva, adaptación, cognición social y habilidades matemáticas. De ahí la importancia del cuidado embrionario y fetal a través del monitoreo mensual y estar pendiente de cualquier cambio que pueda ocurrir. Evitar la ingesta de alcohol, tabaco, u otra sustancia que pueda ser de riesgo para el feto, mantener una alimentación balanceada y brindar una estimulación prenatal adecuada.
Nacimiento
Cuando el bebé nace tiene un cerebro maleable el cual le permite adaptarse al ambiente extrauterino, pero a pesar de esta maleabilidad debemos de cuidarlo de factores externos que puedan dañarlo. El recién nacido depende de los cuidados de los padres y de la activación refleja primitiva para buscar la fuente de alimento a través del pecho de mamá.
Luego de la apoptosis o muerte celular programada, se da origen a nuevas conexiones nerviosas que junto a la plasticidad neuronal, establecen nuevos aprendizajes mediante estímulos brindados por el entorno, aumenta la cantidad de sinapsis y se van dando de manera consecutiva y progresiva los hitos del desarrollo motor, cognitivo, comunicativo y social afectivo.
Fase Refleja
Los reflejos primitivos del recién nacido forman parte de la representación gráfica de la madurez del sistema nervioso central, por ende; forman parte importante del aprendizaje, por ejemplo: el reflejo tónico cervical asimétrico, da las primeras bases de especialización hemisféricas (hemisferio derecho y hemisferio izquierdo) que están relacionada a la coordinación bilateral del cuerpo, dominancia lateral, orientación espacial que luego formaran parte del proceso de escritura en cuanto a la direccionalidad de las letras, ubicación de las letras en un espacio, entre otras. A través de este reflejo es la primera vez que el bebé de manera involuntaria se mira las manos y brinda las bases de la coordinación viso manual que no es más que la capacidad de realizar movimientos finos de la mano guiados por la vista responsable del copiado.
Por lo tanto, la comprensión de la influencia de los patrones de reflejos primitivos en el comportamiento ayuda a explicar el por qué un bebé o niño puede estar experimentando dificultades, y es un indicador de la maduración del neurodesarrollo (Mulligan, 2006. p. 116)
Así de manera gradual si analizamos cada reflejo primitivo tiene su funcionalidad en las habilidades básicas para el aprendizaje de la escritura que ocurrirán más adelante.
Desarrollo Motor
El desarrollo motor en el primer año de vida juega un papel importante en las habilidades básicas para el aprendizaje de la escritura, la activación del tono muscular extensor que permite al bebé levantar la cabeza en contra de la gravedad, se apoye en el codo y las manos, fijando el hombro, bloqueando el codo y las muñecas para hacer una extensión del tronco y levantar la cabeza.
Lo mismo ocurre con las piernas las cuales pasan de movimientos involuntarios e incoordinados a movimientos coordinados, los cuales son necesarios para ubicarse en cuatro puntos y realizar movimientos asimétricos y voluntarios para el gateo.
El comportamiento sensoriomotor apoya su aprendizaje y, para los bebés y niños pequeños, representa la forma principal en la que nos comunican qué es lo que saben y necesitan (Mulligan, 2006. p. 115).
Esto sustenta la importancia del juego sensoriomotor en edades tempranas del neurodesarrollo lo cual va crear engramas mentales sobre el procesamiento de información sensorial y su uso para el desarrollo de habilidades motoras, las cuales se traducen en aprendizaje.
El Gateo
El gateo cimenta las bases para el aprendizaje de la escritura como el patrón simétrico que está relacionado con la coordinación bilateral de las manos para realizar actividades como el recorte, amarrarse los cordones, poner la pasta al cepillo de diente, untar mantequilla a un pan, o servir agua de una jarra a un vaso.
El gateo es una actividad motora importante en las operaciones cerebrales muy sofisticadas, igual que la lectura y la escritura, y ofrece una gran oportunidad para sentar las bases del proceso de lateralización (determinación de la dominancia manual, ocular, auditiva y de los pies), que finaliza alrededor de los 6 años de edad. (Jiménez, C. 2018, p. 32).
Desde el punto de vista visual el gateo brinda la visión cercana que se adopta con la posición de gateo que es considerada la distancia que tiene la vista desde la cabeza del bebé hasta el piso, que es la misma distancia que necesitará luego para leer y escribir cuando está sentado en su pupitre. La activación del tono muscular necesario para el arrastre, volteo, gateo y para ponerse de pie, son las bases del control postural que necesitamos para estar sentado de manera erguida en una silla, coordinar los movimientos de cuello, hombro, codo, muñeca y dedos necesarios para escribir en posición sedente. Luego del gateo continúa la marcha con apoyo y de manera independiente, el cual inicia una mayor cantidad de logros, desarrollo de la identidad e independencia.
Trabajar las manos en diferentes posiciones
Es importante tener en cuenta las fases del desarrollo postural para la utilización adecuada de las manos, por ejemplo: debemos promover la utilización de las manos con movimientos amplios en posición boca abajo, luego actividades en posición de pie con pintura de dedos, u otros elementos en la pared y la última etapa postural para la utilización de las manos es en posición sedente (sentado en una silla o un banco) en donde el niño inicia también con movimientos y actividades que va de los más grueso a lo más fino, siguiendo las leyes del desarrollo motor: céfalo-caudal y próximo-distal.
Para llegar a la escritura propiamente dicha se debe pasar por una serie de actividades de coordinación
visomotriz, llamada en ocasiones aprestamiento (preparación a, o preparación para) que no es más que un grupo de actividades previas al aprendizaje de la escritura, en la cual se estimula áreas como: coordinación visomotriz, percepción visual, tipos de agarres, coordinación bilateral de manos, atención, concentración, seguimiento de órdenes, inhibición motriz, inicio y finalización de las actividades, tiempo de tolerancia en los trabajos, organización y planeación de tareas, entre otros. Entre las actividades de coordinación visomotriz podemos mencionar: coloreo, punzado, recorte, rasgado, enhebrado, calcado, ensartado, dibujo, modelado, plegado, boleado, pintado, trazado, copia de figuras y por último, la preescritura.
Destrezas de coordinación motora fina y de escritura
Desde las fases de preescritura es importante hacer hincapié en las áreas que determinaran el adecuado aprendizaje de la escritura.
Expertos en esta área han identificado seis destrezas necesarias para una escritura legible: desarrollo motor fino, coordinación visomotora, sujeción de utensilios de escritura, habilidades para dibujar líneas y círculos, percepción visual, discriminación derecha e izquierda y orientación del lenguaje escrito (Case-Smith, 2001, citado por Moruno, 2006. p. 213).
Existen otros factores que pueden afectar el desarrollo o aprendizaje de la escritura aparte de los componentes motores finos, que no debemos de obviar, desde mi perspectiva y según lo que veo en la práctica clínica agregaría otros factores como control postural, tono muscular, tipo de agarre del lápiz, presión o fuerza con la cual sujeta el lápiz, motivación, atención, concentración, memoria, lenguaje, dominio de las letras, dificultades visuales, factores ambientes o familiares, entre otras.Tomando en cuenta todos estos factores y cuidando cada etapa del neurodesarrollo en la cual se desenvuelve el niño podemos lograr una fase de aprendizaje de preescritura y escritura exitosa.
Bibliografía
- Basso, G. (2016). Neurodesarrollo en Neonatología: Intervención Ultratemprana en la Unidad de Cuidados Intensivos. Médica Panamericana.
- Beaudry, I. (2006). Un trastorno en el procesamiento sensorial es frecuente la causa de problemas de aprendizaje, conducta y coordinación motriz en niños. Boletín de la Sociedad de pediatría de Asturias, Cantabria, Castilla y León, 200-203.
- Bernaldo, M. (2012). Psicomotricidad, guía de evaluación e intervención. Ediciones Pirámide.
- Beery, K. (2000). Prueba Beery-Buktenica del Desarrollo de la Integración Visomotriz. Editorial El Manual Moderno, S.A.
- Frostig, M., Horne, D., Miller, A. (2002). Figura y Formas. Guía para el Maestro. Editorial Medica Panamericana S.A.
- Jimenez, C., (2018). El Gateo. Trillas.
- Moruno, P., Romero, D. (2006). Actividades de la Vida Diaria. Masson.
Excelente información, muy bien explicado 💯😁
Muchas gracias, nos alegra que le guste nuestro contenido.
Un tema que muchos padres no conocen y que lamentablemente hay niños que son forzados a escribir sin tener el conocimiento de que existen bases neurologicas que desde que estamos en el vientre se van desarrollando paso a paso para preparalos en la escritura, se dice que en la vida todo tiene un orden, pues para lograr escribir con todas las buenas habilidades también, asi que felicito a este gran profesional por su gran aporte lleno de conocimiento y por facilitarnos esta información tan valiosa que se convierte en una herramienta de sabiduría para los padres de todos esos niños que necesitan ayuda profesional. Excelente🙏👏🏽
Agradecido estamos, siempre tratamos dar esa milla extra. Nos alegra que le guste nuestro contenido.